La esperanza que trascendió a hechos sobrenaturales
“Y recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos… hasta lo último de la tierra” (RVR1960, s.f.), este fragmento en Hechos 1:8 no parece una despedida triste, sino más bien motivadora. A partir de este mensaje la iglesia cristiana primitiva inició su camino, pasando de ser una secta perseguida a ser la religión oficial del imperio romano y posteriormente llegar a casi todos los lugares de la tierra. Por ende, considero que la base del desarrollo de la iglesia cristiana primitiva fue la esperanza en obtener ese poder, así como las consecuencias de obtenerlo y vivir en él.
En una ocasión anterior, los discípulos habían recibido autoridad sobre espíritus inmundos (Marcos 6:7), tuvieron la oportunidad de servir en misiones yendo de dos en dos a predicar el evangelio del Reino de los Cielos (Marcos 6:7-13), luego de esta experiencia ellos llegaron a contarle a su maestro lo bien que les había ido (Marcos 6:30-31), aunque después comprobaron que estaban muy lejos de tener la fe y el poder del Señor, quien con cinco panes y dos peces alimentó a cinco mil hombres, sus mujeres y niños, dejando doce canastas sobrantes, una para cada discípulo (Marcos 6:34-44), a quienes imagino quedando retados y confrontados. Ahora bien, en el momento de la ascensión, ellos estaban escuchando a su maestro enviándolos a una nueva misión, mucho mayor, pero ahora diciéndoles que iban a recibir poder, un poder que los haría testigos capaces de hablar de él en toda la tierra, ya no sólo capaces de echar fuera demonios, sino siendo pescadores de hombres ¿Cómo no esperar?
Y es que desde el inicio los encontramos unánimes juntos, perseverando en oración y ruego (Hechos 1:14; 2:1), algunas fuentes afirman que desde la ascensión (Hechos 1:6) hasta el día de pentecostés (Hechos 2: 1-13) pasaron diez días (Eyonolam, 2012). Es posible imaginar a esta comunidad en suspenso durante este tiempo, esperando constantemente el momento de recibir poder, momento que sin lugar a dudas cambió la historia de la iglesia en dos, puesto que pasamos de ver a un Pedro que levantándose (Hechos 1:15) persuadió a la comunidad a echar suertes para elegir un nuevo apóstol (Hechos 1:26), para luego ver a un Pedro lleno del Espíritu Santo que levantándose (Hechos 2:14) predicó un kerígma, que persuadió a más o menos tres mil personas a convertirse, arrepintiéndose y bautizándose (Hechos 2:38-41).
Esta esperanza los movió a nueve hechos puntuales, que sirven para describir las características de la iglesia cristiana del primer siglo, permanecieron en el aprendizaje constante, en la comunión los unos con los otros, en oración, en reverencia, con demostraciones de poder en milagros y hechos sobrenaturales, en solidaridad, en adoración, era una comunidad feliz y de personas agrada
bles que atraían a otros (Hechos 2:42-47). Nosotros, la iglesia cristiana protestante aún permanecemos en esta esperanza, la que produce la fe y que no avergüenza (Romanos 5: 1-5), la misma esperanza en la que fuimos salvos (Romanos 8:24), la esperanza de recibir poder para ser testigos (Hechos 1:8) y la esperanza de ver a nuestro Señor venir por segunda vez a llevarnos con él a sus moradas celestiales (Juan 14:1-4), como una buena historia de amor, una promesa como esta requiere de fe, pues sin ella “es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6).
Libros históricos del Nuevo Testamento - Instituto Bíblico Patricio Symes
Bibliografía
Eyonolam. (8 de Febrero de 2012). Eyonolam. Obtenido de Eyonolam: http://eyonolam.blogspot.com.co/2012/02/los-sucesos-de-los-52-dias.html
RVR1960. (s.f.). Bibliegateway. Obtenido de Bibliegateway: https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hechos+1%3A8&version=RVR1960